Quiero compartir este pequeño texto con Uds., gracias por estar por ahí, leyendo.
“…si antes de cada acción pudiésemos prever todas sus consecuencias, nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las consecuencias inmediatas, después, las probables, más tarde las posibles, luego las imaginables, no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos. Los buenos y los malos resultados de nuestros dichos y obras se van distribuyendo, se supone que de forma bastante equilibrada y uniforme, por todos los días del futuro, incluyendo aquellos, infinitos, en los que ya no estaremos aquí para poder comprobarlo, para congratularnos o para pedir perdón…” José Saramago, Ensayo sobre la ceguera
“…si antes de cada acción pudiésemos prever todas sus consecuencias, nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las consecuencias inmediatas, después, las probables, más tarde las posibles, luego las imaginables, no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos. Los buenos y los malos resultados de nuestros dichos y obras se van distribuyendo, se supone que de forma bastante equilibrada y uniforme, por todos los días del futuro, incluyendo aquellos, infinitos, en los que ya no estaremos aquí para poder comprobarlo, para congratularnos o para pedir perdón…” José Saramago, Ensayo sobre la ceguera
Es en novelas y demás obras literarias donde se puede encontrar verdadero pensamiento, no en los miserables claustros académicos. Esto que comento, quizá sin mayor relación con el texto citado, surge mi pequeñísima, miserable, experiencia académica (desde la primaria a la universidad).
Sin embargo, seguimos andando... ¿por qué?