Cuentan los paisanos, de un alejado pueblito del norte, que un burro terco y solitario que vivía en una estancia, no quería servir a sus patrones. Que tenia todo el porte de ser un animal astuto e inteligente, tal es así que no quería ser acompañado por las demás "bestias" del corral. El patrón, tras intentos reiterados de hacerlo entrar en razón, mando largarlo al monte bravío. Pero por su desobediencia los peones le ataron a su cabeza una rama de donde colgaba una zanahoria El burro altanero, sin gestos de enojo o agradecimiento, merodea por él como con aires de intelectual.
Z— Ven, sígueme, obnubilado animal, ahora que me has puesto aquí como tu manjar mas preciado deberás obedecerte
B— Es que el tedio me ha invadido
Z— Tonto, vendrás por mí a la larga o a la corta, es una lógica inevitable, es la trampa de la vida, es una trampa mortal. Veras, no he conocido animal alguno que puede vivir sin mí, soy el camino que andarás, soy la vida que vivirás y la verdad a la que llegaras.
B— ¿Eres mi producto? ¿Podré olvidarte? Dormiré en los brazos de la sabiduría suprema que teje mi destino con más autoridad que ti, ¡cebo de un deseo hueco!
Z— ¡Que eres presa fácil ciego compañero! Ahí estas, nuevamente mirándome delante tuyo, con silueta desdibujada, pero firme y atractiva, puedes caer en la mas obstinada red de elucubraciones, que afloro como fruta fresca para tu hambre nativo. Tan astuta naturaleza me complazco de tener que no te empacharas de mí, la tensión será eterna hasta tus últimos días, me pavoneare frente a tu rostro marchito hasta tus últimos segundos, ahí como siempre usare el hermoso vestido que dejo reservado para el final, el vestido de libertad.
B—¡Calla monstruo voraz, dame un minuto de paz!
Z— Insensato, cada paso es necesario, no hay brechas, la desesperación tiene su premio en la esperanza, el dolor en la paz, la tristeza en la alegría y así todo tendrá el gusto adecuado, no querrás llegar a mí con un paladar insípido. Recuerda siempre, la vida indolora es cuento viejo que algunos mercaderes se encargan de vender con astucia.
B— ¡Insolente, descarada! imploró día y noche para curar mi megalomanía, pediré perdón hasta mi muerte por ensalzar esta voluntad bruta, instintiva, inescrupulosa, que osa poner nombre a lo que no tiene nombre
Z— ¿Nombres? Yo tengo todos los que quieras, ve revisa tu biblioteca, pregunta a los demás burritos y me encontraras con tantos nombres que te marearas, quieres paz, quieres olvidarte de mi, quieres silenciar tu dialogo interno, ese que dicta y dicta sin cesar, quieres tapar la voz que juzga al otro, quieres la ilusión hecha carne, quieres el sueño en tus brazos, vamos burrito, vamos, has mas y mas grande mi estatura, será tan grande que tu imagen se empequeñecerá hasta la de una hormiga, esas que pisas en tus paseos por los peñascos.
B— Tengo que recocer que ahí estas siempre, pujando para no des-animar esta vida, quizás deba abdicar, ¡pero no comprendo!, ¡no entiendo! ¡Yo quiero saber! ¡Quiero ver! Mis pasos se gastaran inútilmente hasta caer mañana entre el silencio de estos árboles. Me he liberado del yugo de esos amos tontos, me he alejado de esas bestias torpes que viven de paja y agua, y ahora en el recogimiento absoluto solo esta, esta zanahoria parlanchina que me dice ven, ven.
Z— Que hermosas palabras, me tientas a dejarme morder, pero eso acabaría el cuento, pero para no desviarte te daré una guía sabia, te daré una pregunta ¿Qué deseas burrito? ¿Que desea tu corazón inquieto y desolado?
B—Lo que en tiempos lejanos desee lo tengo, tengo todo lo que antes anhele con todas las fuerzas de mi ser, sin embargo agarradas mis metas mi corazón vuelve a cero, se vacía, queda como estanque seco y a esos estanques no se les arrima la vida, vos ya los habrás vistos, desolados. Luego con tal experiencia uno ya no le dan ganas de ponerse metas, pues así como vienen se van, entonces se queda uno ahí, en el desierto. Tampoco quiero una meta inmensa que no pueda alcanzar jamás o que sea solo promesa, yo tengo las patas en la tierra por ahora, de nada me sirven las cosas que penden mas allá de esta. Entonces uno come, duerme y pasea por el prado con los ojos desorbitados esperando que "salte la liebre", que el destino le de un sopapo. ¿Que quieres que desee? Deseo mi totalidad, no quiero medias tintas, no quiero lo pasajero y fútil, pero a la mano uno ve eso nomás, mira como los chanchos arremeten sobre la comida, en instantes su deseo nacerá ni bien se la hallan terminado, mas rápido la comen mas rápido les volverá el hambre.
Quizás desee descansar, descansar de ti, de mí, descansar en otro, pero no como suele pasarme cuando trabajo, que parece uno como olvidarse de uno mismo, o cuando abrazo a mis seres queridos, que uno se funde en otro, no lo se…
Z — ¿Pero te imaginas una vida sin mi?
B—No, y es lo contradictorio y dramático, sin un deseo estoy desolado, pero con uno inalcanzable estoy desesperado, los demás, de poca monta son un entretenimiento, nada mas.
Crajj!!!, crajjj!!
El cielo cubierto de espesas nubes negras, daba un espectáculo de rallos y truenos al monte, los animales despavoridos corrían a sus refugios, el burro despertó de sus cavilaciones por un árbol que se desplomo al lado de sus patas, en su admiración repentina vio que la rama que pendía de su cabeza ya no estaba, miro a su alrededor, quizás por primera vez, los animales se cubrían en familia de sus temores, el burro se tiro debajo de unos árboles y medito con calma..
B— Quizás he querido responderme con mis propias fuerzas, pero ellas parecen ser débiles ante las preguntas inmensas que quiero dar, ya ven no estaba en mi la fuerza para quebrar esa rama que entorpecía mi mirar, un acto misterioso, de fuerzas ajenas a mi me a podido despabilar un poco la mirada, quizás deba dar gracias, quizás las respuestas vengan como la tormenta o el rallo, de arriba sin tanto aviso.
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