miércoles, 6 de enero de 2010

LA PREPOTENCIA EPISTÉMICA - ACADÉMICA

Estaba pensando en "El Mudo" y cuánto tiene para decirnos, todo ello a cuenta de un librito que estoy leyendo por estos días.
Tal relato desanda el camino recorrido por una ciencia social desde su génesis hasta la actualidad y las distintas visiones "epistémicas" atravesadas en tal peregrinación.
Nuevamente me sorprende esta idea concordante con la revolución científica de Khun de cómo un paradigma fija su impronta en tanto y cuanto dure su vigencia. Tan pronto como una perspectiva novel y suficientemente "racional" hace su aparición, el modelo viejo es rápidamente abandonado. Tal proceso, claro, no ocurre sin resistencias, pero el final de proceso parece siempre análogo: epitafio para el viejo, loas para el recién llegado. El derrotero circular no se detiene.
Como decía, el Mudo vino vaya a saber por qué artilugios de las pulsiones mentales, abriéndose paso entre las enredadas redes neuronales prestas a la eterna represión, para encender una luz indescriptible, no se si roja, no podría precisar si amarilla, pero allí estaba.
Y por unos instantes una fugaz pregunta dejó de volar para fijarse inoportunamente en mis certezas (pocas, casi ninguna). ¿Por qué? ¿Por qué lo nuevo debe destruir lo viejo? ¿Es que tanta verdad ayer defendida hoy carece de tal caracter? Y si ésto es así: ¿Quién dice que lo nuevo no tendrá igual fin? Al final: ¿Es correcto de que toda verdad es relativa?
Y las neuronas comienzan a quejarse... ¡Son tantas cuestiones! Todas me parecieron importantes, pero quizas con aquellas categorías que según Kant existen a priori, extraje una conceptualización al menos interesante: La búsqueda de la verdad no se asienta en postulados dogmáticos o circunstanciales, requiere una apertura mental y espiritual superior para admitir que los retazos de esa verdad se esparcen por todo el devenir de la historia humana.
Deduje de allí que el problema no es la visión conductista, o bien la sistémica, tampoco el estructuralismo, ni siquiera la vacuidad de la filosofía instrumental, el verdadero inconveniente está en querer encasillar la complejidad en líneas racionales lineales, cerradas y concluyentes.
Y más allá de tantos planteos, todavía no he encontrado ninguno que me convenza cien por ciento.
Por ello, sigo sosteniendo que existe una verdad, que esa verdad es tan compleja e inmensa que no puede ser condicionada ni asimilada por método alguno y que en última instancia, quizás la verdad consista en esto: la eterna búsqueda por hallarla.
Mientas tanto, intento vencer la prepotencia de mi epistemología implícita, de esta deformación profesional académica de creer que "ya se", cuando en realidad, aún ni yo mismo podría asegurar saberme.

Un abrazo rebuscado, pero fraterno.

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