sábado, 14 de junio de 2008

Homenaje a un genio: MI PAPA

¿Dónde estás? ... ¡aquí!

Ya no sube la luz de tu sonrisa,
Las ausencias de tu espacio retumbando,
La estrechez de mi horizonte identitario
Tu presencia cautivante, enigmática.

¿Cómo se mesura el dolor interior?
Son lacerantes heridas cubiertas de pavor.
ni las gaviotas, esas que admirabas,
pueden hacer del vacío algo lógico.

Justo cuando me regocijaba en la presencia,
en cada resquicio de relación y amor,
en el momento que necesítate mi vida
las odas trasvolaron tu esencia vital.

Poderosas palabras borbollonean en mi ser,
aullidos de calma resignación
¿Dónde estás, amigo mío? ¿Con Atahualpa y tus amigos?
¿Descansando en los brazos de tu mamá?

El silencio recalcitrante de palabras inconclusas,
momentos de escaso rubor y caricias,
sonidos huecos de alegrías,
pero el hierro, aún herrumbre, hierro es.

Aprendí que no hay ocaso para el ser,
en el corazón arremeten mil recuerdos presentes,
y, no se por qué, la certeza se adueña del dolor.
Esencialmente estás aquí.

Las manos duras, grandes, fuertes,
esa tremenda sabiduría del que aprendió,
el sacrifico traducido en las arrugas
y la contagiosa ganas de vivir.

Esas manos, al fin de carpintero
que en difusos días labraron la madera,
y legaron a los suyos, los que ama,
Una mesa, un armario, un arcón.

Justo cuando más te valoraba,
en el preciso instante en que saboreaba tu grandeza,
tu ausencia orada mi alma sufrida
y quedamente, así, y así también... te lloro.

¿Dónde estás?
Aquí, lo se...
Pero aún en la sapiencia metafísica
¡Cómo duele, Pa!

Sagí

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